Pablo no está tratando una cuestión de modas ni de detalle de orden, sino del orden mismo. El tema anterior se relacionaba con el espíritu de la vida de la iglesia, y el siguiente con la cena del Señor. Este pasaje ha sido objeto de mucha consideración en cuanto a cómo deben ataviarse las mujeres al asistir a los cultos religiosos. La forma en que el apóstol lo encara, apelando a la misma creación y gloria de Dios, debe llevarnos a pensar que se trataba de algo mucho más amplio. Suponemos que era
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